miércoles, 16 de enero de 2013

Pequeños placeres


Esto no es un artículo sobre fútbol, pero quiero remitirme a él, a sus orígenes concretamente, para contar una metáfora. El establishment de este deporte dice que fue inventado por los ingleses. También que se expandió a Sudamérica, y al resto del mundo, mediante intercambios comerciales vía marítima. Todo esto es casi cierto, aunque basta profundizar para encontrar grabados de hace 5.000 años en el que aparecen japoneses y chinos jugando al fútbol con el pie ¡y con las manos!
Tú eres libre de elegir con qué te quedas. Si con las verdades tamizadas o las 'mentiras' sepultadas entre legajos. Yo, que soy incrédulo e inquieto por naturaleza, os invito a dar un paseo por diez sitios particulares de Roma sacando ese tercer ojo que todos tenemos. Se recomienda alzar la cabeza y afinar la vista. Mirar desde el corazón; nunca desde el raciocinio. Así se identifica lo verdaderamente extraordinario y atractivo.
  • Tumba de Rafael. Situada en el Panteón de Agripa, recoge este epitafio: "Aquí yace Rafael, del cual la naturaleza temía ser vencida mientras era vivo, mas ahora que es muerto, teme de morir". Todo lo que pueda añadir sería mancharlo. Esto delata la personalidad del artista y la magnitud de su obra.
  • Ojo de la cerradura. Se alcanza a través de una puerta en la Piazza de los Caballeros de Malta. Allí se encuentra una villa de esta orden militar. Tres países se extienden bajo tu mirada: pisas en Italia, prosigue tu visión por Malta para arribar al Vaticano. 
  • Vía Margutta. Escondida entre el bullicio de las tiendas que circundan Piazza di Spagna. Huele siempre a primavera y da cobijo a los espectros de Vittorio Gassman, Audrey Hepburn o Gregory Peck.
  • Éxtasis. La iglesia de Santa María della Vittoria es tan pequeña que, si no fuera porque te llama a gritos, no repararías en ella. Eso es Barroco, una llamada a los fieles para su recogimiento. Dentro: El Éxtasis de Santa Teresa, esa heroína religiosa en el momento de su canonización. El mérito es de Bernini.
  • Mercado de Campo de Fiori. Esta plaza es el único lugar de la ciudad donde se cruzan la noche y el día. Se toman las últimas copas mientras montan el mercado de fruta y especias más bello de la ciudad. Comienza la mañana...
  • Mística del Olímpico. Custodiado por esculturas de antiguos atletas romanos (decorado realizado para acoger los JJ.OO. de 1960), también por niebla, humedad y fútbol. El aroma a café y carne a la brasa te enseña el camino de los vomitorios. Juega la Roma.
  • Gianicolo. No es una de las siete colinas, pero sí la más impactante. Descansa en los hombros de la urbe, una Roma desordenada que le agradece sus noches de vigilia gracias a la escultura ecuestre de Garibaldi.
  • Sinagoga. Es la casa de la comunidad judía italiana. Ortodoxos y no tanto. Está flanqueada por restaurantes especializados en frattaglie (casquería), tradición judio-romana. Comida de pobres para la gente más chic de aquí.
  • Dolce Maniera. Es el nombre de la 'cornetteria' (croissanteria) más singular de Roma. El nombre no importa, tampoco su dimensión. Son cinco metros cuadrados repartidos en un piso subterráneo que acoge un paraíso de Nutella, crema, chocolate blanco y demás sabores. 0,40 es el precio.
  • EUR. La zona moderna de la capital italiana. Desde donde quiere empezar a crecer y modernizarse. El problema es que Roma envidia a Roma. La protege excesivamente y la frena. Lo hace sin darse cuenta. O eso quiero pensar.

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