“Cuando estés en Roma, compórtate como los romanos”
(San Agustín)
La ‘comedia all’italiana’ es un género
cinematográfico que encontró cobijo en el país de la bota a mediado de los
cincuenta. Lo sostuvieron Vittorio Gassman, Marcello Mastroiani, Nino Manfredi,
Sofía Loren, Totó, Claudia Cardinale y, sobre todo, Alberto Sordi. Ahora se
cumple el décimo aniversario de la muerte del gran ‘Albertone’ (1920-2003), y
Roma, su ciudad, se ha vestido de purpurina para conmemorar semejante cita con
sinfín de actividades, el bautizo de una calle con su nombre y un museo que
alberga los vestuarios de sus principales películas. Por cierto, es gratuito… E
impagable.
Hay una frase que me sorprendió hace más de seis
meses, justo el primer día de mi actual trabajo. “Todos los romanos somos
Alberto Sordi y él es todos nosotros”, dijo un compañero. Aún no la vivo como
ellos, pero comienzo a comprenderla tras ver algunas de sus maravillosas
películas (Un americano a Roma, Il Vigile, Un giorno in pretura o Il Marchese
del Grillo) y, sobre todo, a comprobar que actuaba como lo hacen ellos en la
actualidad, 24 horas al día. Artistas a tiempo completo.
En su cautivadora figura acoge un sinfín
de personajes: arrogante, divertido, altanero, aprensivo, ilusionado o
mentiroso. Una promiscuidad, un crisol de valores que componen la compleja
mente de los romanos en toda y cada una de las esferas. Gente distraída con la
banalidad y cómplice de los pecados. Esas películas denuncian al policía que
accede al soborno y abusa del poder, a la incompetencia de los juzgados que
miden con doble rasero, al orden caótico, al apego hacia el valor atávico de
leyes paleolíticas. Todo ello bajo la sonrisa de un Sordi capaz de decir: “Yo
soy yo, y vosotros no sois una mierda”. Y es verdad, ya que así se ven los
romanos. Orgullosos de no pasar desapercibidos para el mundo, aunque sea por
enseñar sus miserias. Si hasta tienen clase para referirse a todos aquellos que
son vagos, que también los hay: ‘dolce far niente’. Una refinada holgazanería.
La duda que tengo, ahora, es si reír o llorar.
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